Pagaré bancario vs pagaré no bancario

Las empresas necesitan seguridad en sus operaciones comerciales a crédito. Cuando se negocia un aplazamiento en el pago de una factura, el vendedor necesita algún documento que le dé más garantías de cobro en la fecha acordada. Para eso se utilizan los pagarés bancarios -con la intermediación de un banco- y los pagarés no bancarios o de empresa.

El pagaré es un título valor que representa una promesa pura de pago y, por tanto, lo emite quien tiene alguna deuda que saldar, comprometiéndose a hacer efectivo el pago de la misma en una fecha concreta, denominada “fecha de vencimiento”.

Para los autónomos y pymes que reciben este título como instrumento de cobro en Circulantis les ofrecemos una nueva alternativa para el descuento de pagarés, una operación que les permite adelantar el dinero pendiente.

¿Qué es un pagaré bancario?

El pagaré bancario tiene la característica de que se formaliza a través de una entidad bancaria. Ésta les proporciona a sus clientes un formato propio para cubrir este documento y ponerlo en circulación. Para ello, exige una cuenta corriente asociada donde cargar el importe del mismo cuando el beneficiario lo presente al cobro, es decir, solo se podrá cobrar en esa entidad y esa cuenta domiciliada.

Al contrario, un pagaré no bancario lo puede emitir por su cuenta cualquier empresa, cumpliendo siempre los requisitos que marca la ley cambiaria en relación a su contenido e identificación de las partes. El lugar para el cobro y las condiciones se pueden establecer de común acuerdo.

Sin embargo, dada la gran cantidad de transacciones comerciales a crédito y su trabajo de gestión, la mayoría de las empresas optan por emplear el pagaré bancario para gestionar más fácilmente sus pagos pendientes.

Formato de pagaré bancario

El modelo de pagaré bancario está bastante normalizado aunque pueda haber alguna diferencia entre las entidades. Se suele emplear una tipología similar a la de los talonarios de cheques y cada documento lleva impresa una codificación para su tratamiento informático. Como ejemplo de pagaré bancario estos son los elementos que lo definen:

  • Identidad y domicilio de la sucursal donde está domiciliada la cuenta de cargo.
  • El número de cuenta completo (IBAN) del emisor (deudor) contra la que se cargará el importe del título.
  • Referencias y dígitos de control bancario para su tramitación.
  • Espacios reservados para cubrir los elementos clave de todo pagaré: fecha de vencimiento, cantidad adeudada, nombre o razón social del beneficiario, fecha de emisión y el espacio para la firma del deudor.

El pagaré no bancario, además de los elementos comunes, al no contar con la intermediación del banco debe identificar claramente al firmante: su nombre o razón social, la identificación fiscal y su domicilio; e indicar una dirección concreta para el cobro.

¿Cómo funciona un pagaré bancario?

Un distintivo claro de este tipo de documento es que el domicilio de pago es la entidad donde está registrada la cuenta y cuya información debe aparecer en el impreso.  Al poseedor le ofrece mayor garantía de cobro al poder reclamar también al banco en caso de impago.

Con un pagaré bancario en la mano se puede optar por dos soluciones para su cobro:

  • Anticipar el cobro con un descuento de pagarés
  • Esperar al vencimiento para cobrarlo

La primera opción es un procedimiento muy útil para autónomos y pymes que necesitan liquidez. En Circulantis ofrecemos este servicio de forma ágil y transparente a través de la modalidad de financiación colectiva. Una plataforma online que permite ceder el título en un mercado tipo subasta en el que participan múltiples inversores particulares. Esto asegura más oportunidades y un control completo del coste.

Si se espera a la fecha de vencimiento será poco viable cobrarlo en efectivo porque los bancos realizan estas gestiones a través de movimientos en cuenta. Si se es cliente del mismo banco el traspaso será más fácil y sino habrá que encargar el cobro a otra entidad, que probablemente apliqué una comisión por la gestión.

En resumen, el pagaré no bancario concede más libertad de forma y el bancario gana puntos por la confianza que ofrece el respaldo de un banco, lo que puede favorecer la financiación vía descuento. A las empresas compradoras también les simplifica el pago de sus facturas, con un documento práctico a mano para entregar a sus clientes.

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