¿Cómo planificar el pago de impuestos?

La liquidación de los distintos impuestos a lo largo del año supone un gran esfuerzo para los autónomos y pymes. Los primeros afrontan momentos muy sensibles en el mes siguiente a cada trimestre; donde han de presentar el IRPF (modelo 130 o 131), el IVA (modelo 303) o los modelos de retenciones que les correspondan.

Para las pymes es parecido, no tributan por IRPF pero a cambio deben realizar pagos fraccionados (en abril, octubre y diciembre) por el impuesto de sociedades (IS) y la declaración anual. Si a esto sumamos, para ambos, los tributos autonómicos y locales ya tenemos el cóctel servido.

Para sobrellevar esta carga económica es primordial gestionar ágilmente la fuente principal de ingresos: los generados por las ventas. Desde Circulantis, colaboramos ofreciendo una nueva alternativa de financiación para adelantar el cobro de las facturas aplazadas. Solo con liquidez suficiente se pude mantener la estabilidad y solvencia.

Objetivos de la planificación fiscal

Para planificar hay que ser consciente de que toda decisión tiene unas consecuencias. Por tanto, si se modulan y regulan esas decisiones con un objetivo claro el resultado suele ser más positivo. La planificación fiscal debe tener como meta rebajar el impacto del pago de impuestos y también reducir los riesgos de posibles errores en la gestión.

Con estas directrices hay dos puntos importantes:

  1. Asegurar el cumplimiento normativo

Hay que revisar que el registro de cada operación se realice correctamente para trabajar con datos fiables y evitar problemas. Por otro lado, hay que comprobar que se conocen y se atienden todas las obligaciones. El desconocimiento no exime de culpa y puede acarrear sanciones. Es fácil pasar por alto alguna declaración informativa, la documentación de comercio exterior o algún trámite laboral o de la seguridad social.

  1. Control de la tesorería

La falta de previsión en las fechas críticas de liquidación puede ahogar la liquidez y dejar a la empresa sin recursos. Hay que adelantarse a las necesidades y conviene anticipar las facturas pendientes para ganar más efectivo. Los ajustes urgentes penalizan bastante, tanto por el coste financiero como por el coste de oportunidad, al desviar fondos que podrían dedicarse a cosas más productivas.

Con estos dos principios controlados se pueden aplicar algunas medidas para abaratar la deuda con Hacienda.

Recomendaciones para reducir la carga impositiva

Las medidas legislativas de apoyo a las empresas cambian regularmente. El primer consejo es actualizarse para aprovechar los beneficios o deducciones inmediatas y los que se podrían obtener con una estrategia concreta. Muchas veces, con un buen asesoramiento se pueden evitar errores y omisiones recurrentes.

Los autónomos pueden plantearse:

  • Evaluar su situación jurídica. El paso a una sociedad limitada, aconsejable según el volumen de facturación, limita las responsabilidades personales y ofrece alicientes fiscales.
  • Aprovechar las nuevas deducciones para 2018 (comidas, alojamiento y algunos gastos del hogar si se trabaja desde casa).
  • Utilizar el arrendamiento financiero (renting) para compras importantes de vehículos o equipos. Así, se puede repercutir el gasto deducible y el IVA a lo largo de varios períodos. También es una buena alternativa para las pymes.
  • Optimizar la libertad de amortización del inmovilizado y emplear los gastos de difícil justificación.

Para las pymes:

  • Si les conviene pueden cambiar cada año (normalmente en febrero y a través del modelo 036) la modalidad para los pagos fraccionados. Se puede elegir un tipo fijo del 18% sobre el resultado del último período vencido u optar por un porcentaje ajustado a la base imponible del mes 3, 9 y 11 del año natural.
  • Apostar por estrategias con ventajas fiscales; especialmente la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), que además genera un mayor valor competitivo
  • Si es posible, se pueden elevar las provisiones (minorando el beneficio contable) para cubrir contingencias reales.
  • Se pueden compensar las liquidaciones positivas del IS con las bases imponibles negativas de otros años.

Estas son prácticas sencillas que demuestran que hay margen de maniobra en la mayoría de los casos con más planificación. Recordamos los tres puntos clave: actuar con previsión y no pensar en los impuestos solo cuando ya están ahí, cuidar la tesorería y estar pendiente de cada cambio normativo que ofrezca una oportunidad para mejorar la estrategia fiscal.

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