¿Cómo sacar más rendimiento a los recursos de tu empresa?

Todos los recursos con los que cuenta una empresa están representados en el Activo de su balance contable. Es el grupo donde se identifican y se valoran los elementos que permiten que un negocio pueda funcionar en su día a día.

El objetivo es mejorar la utilidad y rendimiento de cada partida para lograr una mayor eficiencia y productividad. Desde Circulantis, te recomendamos analizar la composición y estructura de cada capítulo para sacarle el máximo partido.

Esta tarea es especialmente importante en los activos circulantes, que son los que generan liquidez y, por tanto, capacidad operativa real.

¿Qué es el activo?

El Plan General de Contabilidad lo define como el conjunto de “bienes, derechos y otros recursos controlados económicamente por la empresa, resultantes de sucesos pasados y de los que se espera obtener beneficios o rendimientos económicos en el futuro”.

Se trasladan al balance cuando se puedan valorar fielmente y sea probable que su uso o aplicación determine un beneficio futuro. El rendimiento del activo depende de su capacidad operativa y es, en ese sentido, en el que puedes trabajar para mejorar los resultados.

El activo se divide en dos grupos, según su tiempo de utilización:

Activo fijo o no corriente

Agrupa elementos que se pueden emplear en la actividad durante más de un año (largo plazo).

Activo corriente o circulante

Son las cuentas operativas a corto plazo y destinadas a generar liquidez.

Comprender la naturaleza y funcionalidad de cada grupo es fundamental para una organización más eficiente y es beneficioso en varios ámbitos claves:

  1. Financiero: mejora el margen de maniobra; más liquidez y menos necesidad de endeudamiento.
  2. Operativo: aumento de la productividad y reducción de costes.
  3. Impuestos: más oportunidades de optimización fiscal.

¿Cómo optimizar el activo no corriente?

Para llevar a cabo la actividad empresarial hacen falta elementos estructurales y de más permanencia. Con estos recursos hay que controlar el efecto del tiempo. El objetivo es extraer el mayor valor posible de cada componente, evaluar su riesgo de depreciación y minimizar los costes de gestión y mantenimiento.

Los subgrupos principales de activos no corrientes son:

1. Inmovilizado material

(Bienes inmuebles: terrenos, construcciones, locales, maquinaria, oficinas, mobiliario…)

Las propiedades y bienes que tengas deben estar proporcionadas al tamaño y necesidades de tu empresa. Lo más delicado es que generan costes fijos, es decir, gastos que hay que atender aunque no haya actividad.

Para potenciar su rendimiento:

  • Realiza un inventario anual de cada unidad: descripción, estado en el que se encuentra, valoración de su utilidad real y su porcentaje de amortización.
  • Calcula y haz un seguimiento de su depreciación y compara el coste de mantenimiento con su capacidad operativa. Si algún bien no compensa puede ser más rentable cambiarlo o deshacerse de él.
  • Para algunos activos conviene valorar las opciones de arrendamiento financiero (leasing o renting). No asumes la depreciación, ahorras el mantenimiento, la renovación es menos costosa y tiene ventajas fiscales.

2. Inmovilizado inmaterial

(Proyectos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), patentes, derechos de traspaso de negocio, etc.)

Su naturaleza es intangible, no física. Su rentabilidad depende de la satisfacción que generen entre los clientes y también de su capacidad para aportar valor añadido e innovación al negocio.

  • Una buena imagen en el mercado eleva los beneficios intangibles.
  • Se refuerzan con el esfuerzo por ofrecer mayor calidad, atención, transparencia y responsabilidad social.

3. Inversiones financieras

(Activos financieros con vencimiento superior a un año)

En las empresas no financieras, en general, no convienen este tipo de inversiones a largo plazo, salvo que tengan un gran potencial de beneficio. Son más interesantes los valores a corto plazo (como la posibilidad de invertir en las plataformas de crowdlending).

¿Cómo optimizar el activo corriente o circulante?

El activo corriente lo forman las partidas de corto plazo que tienen como objetivo generar liquidez. La liquidez es el componente principal de solvencia y estabilidad, por encima de la estructura física.

Por muy buen patrimonio que tengas si no pagas a tiempo tus deudas por falta de liquidez puedes generar una desconfianza irreparable entre los proveedores y acreedores, trasladando también dudas a tus clientes y la Administración.

Los subgrupos que hay que atender son:

1. Existencias

(Mercancía para venta y materias primas para producción)

En este tipo de activos es importante evitar el deterioro, optimizar los stocks y reducir los costes logísticos:

  • Aprovecha el espacio de almacenamiento para ahorrar costes y mantenimiento.
  • Digitaliza el inventario para ganar tiempo, mejorar la información a los clientes y evitar roturas de stock.
  • Busca salida a la mercancía “muerta” (aquella que lleva demasiado tiempo en el almacén)
  • Controla y minimiza la probabilidad de roturas, pérdidas y obsolescencia.

Las existencias se convierten en ingresos con su venta (realizable) y en efectivo cuando se cobran.

2. Realizable

(Derechos de cobro -remitidos por clientes y otros deudores- e inversiones financieras a corto)

Los derechos de cobro más valiosos nacen de la actividad comercial y son los firmados por los clientes para garantizar el pago de facturas pendientes. Los títulos más interesantes son los pagarés.

  • Agilizar estos derechos te ayuda a ganar liquidez inmediata superando los tiempos de espera en el cobro de las facturas.
  • El descuento de pagarés, a través de la financiación colaborativa (con múltiples inversores), es la fórmula que ofrecemos en Circulantis para que este servicio te resulte más sencillo, rápido y con un coste transparente.

3. Disponible

(Dinero en efectivo, en caja y cuenta corriente).

Las cuentas de liquidez inmediata como estas también necesitan atención:

  • Controla las fechas pendientes de cobros y pagos para evaluar las necesidades en cada momento y corregir desviaciones.
  • Analiza cuál debe ser tu nivel óptimo de efectivo. Una cantidad excesiva puede suponer recursos ociosos y quedarse corto es muy peligroso.
  • Busca medidas eficaces y directas para ganar efectivo: movilizando inversiones o anticipando facturas.

En definitiva, la información que proviene del activo del Balance permite conocer el pasado, controlar el presente y planificar mejor el futuro.

El activo fijo da soporte al negocio y el circulante debe ser más dinámico para impulsar las estrategias directas.

Por ejemplo, si quieres aumentar las ventas dando más facilidades en el pago necesitarás una mayor liquidez para afrontar tus obligaciones diarias. Si deseas un stock mínimo de existencias para ahorrar costes, necesitarás una operativa muy rápida: en pedidos, producción y distribución.

Todo el sistema debe estar alineado y la liquidez es el mecanismo que lo compacta y fortalece.

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